Auténticos gestos de amor

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Hola… Hace algunos años el Papa Juan Pablo II visitaba la ciudad de París y una de las ceremonias programadas fue en la catedral de Notre Dame. Esta estaba completamente llena de fieles que acompañaron al Santo Padre en la celebración religiosa que allí se efectuó. Dicha catedral tiene frente a su fachada principal una enorme plaza, la cual estaba colmada de personas quienes a través de pantallas gigantes podían seguir la ceremonia que se realizaba dentro de la catedral. Cuando el Papa salió a esta plaza para saludar a los fieles, un joven, burlando el cinturón de seguridad del Santo Padre y acercándose a él, lo abrazó y por segundos ambos se miraron a los ojos. La seguridad del Papa de inmediato retiró al joven y Juan Pablo II pudo continuar su camino.

En el avión, de regreso a Roma, el Santo Padre habla con su Secretario personal, el Cardenal Estanislao; le comentó que estaba muy preocupado por lo sucedido en París y que había sentido que aquel joven lo estaba necesitando, pero que solo le pudo brindar apenas unos segundos. -Me siento muy triste, le dijo el Papa al Cardenal, porque pienso que este joven me necesitaba. En Roma, al mediodía del domingo siguiente, el Papa rezó el Ángelus ante los miles de feligreses y no se olvidó de la cara de aquel joven, por lo que, al término del rezo, pidió que, si alguien lo conocía, se pusieran en contacto con el Cardenal de París y este, a su vez, con el Papa. Además, había grabaciones porque el evento fue transmitido al mundo entero por la televisión.

Pasaron dos días y el joven se presentó ante el Cardenal de París diciéndole que él era la persona que el Papa buscaba. Después de verificarlo, inmediatamente se contactaron con Roma y el muchacho viajó al Vaticano para entrevistarse con el Santo Padre. Conversando los dos, el Papa le dijo: -Me quedé preocupado porque tu rostro reflejaba angustia y no te di el tiempo necesario. El joven le respondió: -“Su Santidad, el que usted me mirara y me abrazara fue suficiente”.

Cuántas veces en la vida no se necesitan muchas palabras, sino auténticos gestos de amor.

“Nunca dejes a Dios fuera de tus proyectos, Él es la clave del éxito”.

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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