Estamos en Adviento

[et_pb_section bb_built=”1″][et_pb_row][et_pb_column type=”4_4″][et_pb_text _builder_version=”3.18.2″]

Hola… El martes de la semana pasada, en el Programa JN 19, conversábamos con el P. Donato y un servidor sobre lo que significa el Tiempo de Navidad y, a la vez, de su preparación, que es el «Adviento». Desde su sapiencia, que es mucha, nos ilustraba sobre lo que un cristiano debe hacer para no perder de vista el auténtico sentido de este tiempo litúrgico. En un momento dado de la conversación dijo con firmeza en sus expresiones, a los televidentes y a mí, lo siguiente: La Navidad comienza el 24 de diciembre, al mediodía, y este tiempo va hasta el 6 de enero, que es la Fiesta de la Epifanía. Reflexionábamos sobre este tema y, al terminar el programa, le comenté cómo hoy en día muchos de nosotros adelantamos los tiempos sin vivir en cada instante la fuerza que nos trae cada día.

No había terminado noviembre y el mundo entero festeja la Navidad y perdemos de vista que para vivir en plenitud la Navidad, desde nuestra experiencia de cristianos, debemos primero vivir en plenitud el Adviento. Y como dice la Biblia: TODO TIENE SU TIEMPO.

Ahora no es fácil, con la vorágine de la vida, poder entender algo que el sonido de la Navidad pudiera no dejarnos escuchar el sonido del Adviento que, por ser más suave, a veces se convierte en imperceptible y de sorpresa nos encontramos que el tiempo de Navidad pasó a nuestro lado de largo, sin parar, porque nosotros no habíamos preparado un espacio en nuestros corazones para que se detuviese el Niño Dios.

No solo son estas palabras una hoja de ruta a seguir, pero a raíz de la conversación con el P. Donato durante estos días y dándole vueltas a mi cabeza, pensé cuántos momentos -en lo personal- no he vivido en plenitud porque no preparé el camino y, en este caso, la casa, para que estos tiempos llegaran y se hospedaran en mi corazón.

Vivimos muy aprisa y con ello podremos perder el sabor del instante, la belleza del presente, la melodía del amor…

Me permito sugerirte, sin ánimo de direccionar nada, que durante este tiempo de Adviento detengamos toda la vorágine que llega a nosotros a través de las manifestaciones, sea del comercio, sea de las iluminaciones del lugar y de la ciudad. Pensemos por unos minutos que la Navidad hay que prepararla en nuestros corazones y me temo que eso no es tan fácil como nos lo quieren hacer entender.

“El que no sabe lo que busca; no se conforma con lo que encuentra”.

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

Padre Pablo Larrán García, OSA.
[email protected] 

[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]