Las batallas de cada día

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Hola… Cuenta una antigua tradición china que un rey, quien tenía un vasto territorio, fue atacado por un ejército enemigo, pues éste en muy poco tiempo fue haciéndose dueño de tierras, poblados y campesinos.

Al rey lo único que le quedaba era un castillo, en el cual vivía con apenas un minúsculo grupo de sirvientes. Prácticamente, su ejército estaba destruido y era cuestión de tiempo que la tropa enemiga tomara el último reducto que le quedaba: el castillo donde vivía el rey.

Un día los sirvientes le avisaron que el ejército contrario estaba apenas a un kilómetro de distancia; en ese instante el rey mandó colocar puentes de ingreso al palacio, abrir las puertas de todo el castillo, subió a la atalaya y esperó a que llegase el general con su ejército para que le arrebaten su fortaleza.

No cabe duda que el rey estaba nervioso, angustiado y con mucho miedo por lo que le podría pasar; sin embargo, supo mantener la calma y sucedió algo increíble cuando los generales con su ejército llegaron al castillo, porque viendo ellos la facilidad que les otorgaba el rey para tomarlo, se dieron media vuelta y huyeron. Al día siguiente el rey llamó a sus sirvientes y les dijo: -De una u otra manera todos tenemos miedo; no obstante, lo importante es ser creativo en el miedo y no dejar que “el miedo nos atenace”. Tanto el ejército enemigo como yo tuvimos temor, pero gracias a mi creatividad hice que el miedo les atemorizara y llegaran a pensar que, ante la facilidad mostrada en tomar el castillo, algo me guardaba y que si ingresaban yo los destruiría. Tuvieron miedo y se fueron. También tuve miedo, pero lo encaucé de manera creativa.

Esta tradición china me hace pensar que la actitud tomada en el presente año por cada uno de nosotros, quienes vamos a tener nuestros miedos, nuestras angustias, nuestros problemas, no dejemos que nos atenacen y nos paralicen, sino que, con creatividad, salgamos victoriosos de las batallas de cada día.

Nos resta todo un año para demostrarle a la vida que los problemas más grandes que se nos presenten no han de estar fuera de nosotros, sino dentro, ya que solemos ser nuestros peores enemigos y eso sí es peligroso.

“Vive intensamente el presente; los que viven aferrados al pasado ya murieron;

y los que viven soñando con el futuro aún no han nacido”

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

P. Pablo Larrán García, OSA.
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