P. Maximino Fernández Marcos

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Hola… Recién el día 2 de noviembre del presente año cumplió 95 años de edad. Por más de 70 años vivió en el Perú trabajando y evangelizando en colegios y parroquias agustinas.

Hace unos días el Señor lo llamó a su lado para ese merecido descanso eterno que, después de una fructífera labor evangelizadora, recordando las palabras del Apóstol San Pablo que nos indica cómo en sus últimos años se siente merecedor del premio eterno, por haber sido combativo en el Nombre de Jesús durante toda su vida.

Se llamaba P. Maximino Fernández Marcos, lo conocí en el año 1979, recién llegado yo al Perú, instalado en la Comunidad del Colegio San Agustín, celebraba la Misa en la Parroquia Nuestra Señora del Consuelo los domingos, a las 8.00 p.m. Como el P. Maximino había nacido muy cerca de mi pueblo y teníamos muchas cosas en común, terminando la celebración eucarística siempre me invitaba para conversar sobre la comarca que nos había visto nacer a los dos y después con un carrito que tenía, antiquísimo, me regresaba al Colegio San Agustín.

En la noche de su velorio Mons. Raúl Chau dijo: Este hombre ha sido un Sacerdote fiel a Dios y a su Iglesia. Cuando Mons. Raúl expresó estas palabras, yo, que conocía al P. Maximino por 40 años, pensé: Por estos hombres y mujeres la Iglesia de Jesucristo se mantiene con firmeza. Muchos serán los que cambian de opinión por los avatares de los tiempos y se dejarán llevar por modas y cantos de sirenas, pero las «veletas» nunca serán los cimientos de la Iglesia, están ahí moviéndose al vaivén de los vientos, pero quien soporta el peso de la Iglesia son aquellos hombres y mujeres cuya característica es «SER FIELES A DIOS Y A SU IGLESIA».

El P. Maximino me contó muchas veces que no era fácil el «cada día de su Sacerdocio», por sus debilidades en ocasiones o por la interpretación que le podían dar quienes a su lado tenían otra forma de pensar; pero siempre me decía: -Pablo, en la responsabilidad que nos ha dado la Iglesia, tenemos que ser prudentes y gracias a la prudencia podemos alcanzar la sabiduría que nos hará tomar las mejores decisiones, no por un beneficio personal, sino para el bien de la Iglesia de Jesucristo.

Estoy seguro que muchos de ustedes lo conocieron y como símbolo de gratitud, desde ya, te invito a la Misa de Mes que celebraremos el lunes 7 de enero, a las 8.00 de la noche, en la Iglesia Parroquial que él construyó de Nuestra Señora del Consuelo de Monterrico.

“El que no sabe lo que busca; no se conforma con lo que encuentra”.

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

P. Pablo Larrán García, O.S.A.
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